Otra revolución promovida por Manet fue su Olympia (1863), con un aire caravaggesco que le otorgaba un aspecto de delicada afectación, pero cuya apariencia de verosimilitud provocó un escándalo en su época, que obligó al autor a abandonar París. Así, Le Déjeuner sur l’Herbe (1863) de Édouard Manet fue en su día un completo escándalo, pese a estar claramente influido por los contornos clásicos de Rafael, aunque la polémica no provenía del desnudo en sí, sino de ser un desnudo injustificado, una mujer anónima, contemporánea.
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