En los artistas de esta época -como Girodet y Prud’hon- se percibe una curiosa mezcolanza entre el clasicismo y un cierto aire manierista -especialmente por influencia de Correggio-, que produjo obras que, si bien querían resucitar el antiguo clasicismo, resultaban descontextualizadas y atemporales. ↑ En Reflexión sobre la imitación de las obras de arte griegas (1755), Johann Joachim Winckelmann afirmó que los griegos llegaron a un estado de perfección total en la imitación de la naturaleza, por lo que nosotros sólo podemos imitar a los griegos.