La mayoría proceden del período auriñaciense, y están generalmente talladas en caliza, marfil o esteatita. En el arte paleolítico el desnudo estaba fuertemente vinculado al culto a la fertilidad, como se puede apreciar en la representación del cuerpo humano femenino -las llamadas «venus»-, generalmente de formas algo obesas, con pechos generosos y abultadas caderas. El desnudo manierista será de formas alargadas, exageradas, esbeltas, de una elegancia casi amanerada. En La vía pública (1948) presenta una Venus reclinada que recuerda a las de Giorgione o Tiziano, pero situada en medio de la calle y frente a un tranvía que avanza hacia ella.