Su principal representante fue Henri Matisse, un discípulo de Gustave Moreau, que abrió las puertas a la independencia del color respecto al tema, organizando el espacio de acuerdo con planos de color y buscando nuevas sensaciones mediante el efecto impactante de las violentas zonas de colores estridentes. El toro representa lo primitivo, la lucha entre la vida y la muerte, mientras que la máquina representa lo racional, el triunfo de la voluntad del hombre sobre el entorno que le rodea.